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Mindfullness para niños

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Los niños son siempre nuestra alegría, por eso cuando uno de ellos tiene algún problema, siempre queremos buscar la mejor solución.

El mindfulness es una técnica utilizada en terapia muy eficaz para reducir los síntomas de la depresión, el estrés y la ansiedad. También es una excelente herramienta para potenciar la atención, incluso en los niños que sufren TDAH.

El mindfulness puede aportar numerosos beneficios al cuerpo y la mente de nuestros niños ayudándoles a gestionar el estrés y las emociones.

Las 3 reglas de oro para enseñar Mindfulness a los niños

  1. Tener claro qué es el mindfulness. La atención plena implica estar presentes, en el aquí y ahora, prestándole atención a lo que sucede en nuestro interior o a nuestro alrededor sin emitir ningún juicio de valor. Eso significa que no existe una manera “correcta” de practicar  mindfulness, los niños deben encontrar su propio equilibrio y elegir aquellos ejercicios con los que se sientan más cómodos.
  2. Lograr que sea divertido. La práctica del mindfulness debe ser un momento divertido, que los niños disfruten mientras exploran nuevas sensaciones. Si se convierte en una carga extra o una imposición, perderá todo su sentido.
  3. Ajustar las expectativas. Los niños pequeños no pueden pasar media hora practicando la meditación mindfulness, durante los primeros años de vida esta práctica debe tener un enfoque eminentemente lúdico, adecuándose a las capacidades infantiles. Esto significa que no debes esperar que tu hijo se convierta en un “pequeño Buda”, ese no es el objetivo, sino tan solo incluir el mindfulness en vuestra rutina familiar, dedicándole al inicio apenas  5 o 10 minutos al día.

Beneficios del Mindfullness en los niños

El Mindfullnes o la Atención Plena puede aportar muchas cosas a los más pequeños de la casa, como lo hace también en los adultos.

Algunos beneficios para los niños son:

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El Mindfullness mejora la capacidad de atención

Con esta técnica de relajación podemos mejorar el rendimiento académico, y a ser más eficientes en sus tareas. Es una manera de que aprendan a vivir plenamente su vida, prestando atención al momento presente y disfrutando más de cada instante vivido.

Con el Mindfullnes aumentamos la capacidad de regulación emocional

Gracias a la atención plena pueden aprenden a reconocer, entender y manejar sus emociones y pensamientos de forma natural. El MIndfulness les descubre que están por encima de sus emociones y pensamientos, que todos les aportan algo beneficioso y que todos son transitorios.

Incrementa la capacidad de tomar mejores decisiones

Al mejorar las técnicas de la observación y el autoconocimiento, los niños aprenden a conocer a fondo todas sus capacidades, fortalezas y limitaciones. De este modo pueden tomar decisiones más conscientes.

El Mindfullness les enseña a frenar su mente mejorando su autocontrol

El Mindfullness enseña una de las cosas más importantes en la vida la capacidad para controlar el estrés y los miedos, antes de que nos lleguen a bloquear. Con estas herramientas los niños capaces de salir de esos estados de «secuestro emocional» en los cuales la parte más primitiva del cerebro toma el control y no podemos tomar decisiones racionales.

Aprenden a ser más reflexivos, menos impulsivos y a ser capaces de responder en vez de reaccionar frente a los pensamientos o emociones que les surgen.

El Mindfullness aumenta la capacidad de resiliencia.

Como nos centramos en el momento actual y presente, no vivimos la angustia del futuro ni recordando el pasado, por eso los niños que lo aplican se recobran mejor de una experiencia o sentimiento contactivo.

Ejercicios de mindfulness para niños

Hay muchas meditaciones guiadas para niños, ejercicios de atención para niños o libros de mindfulness infantil, sin embargo vamos a empezar por estas 11.

1.- Escucha el silencio

Podemos empezar a practicar mindfulness con niños poniendo la atención en lo que escuchan. Para empezar con los niños y el mindfullness, debemos prestar atención a lo que escucha. Podemos usar una campana o un cuenco tibetano, un instrumento que tenga mucha vibración

El efecto suele ser calmante y a la vez es una forma divertida de entrenar la atención.

2.- Hay que moverse.

El Mindfullness no se queda sólo con la mente, el cuerpo es una parte muy importante y no podemos olvidarnos de él.

Con niños es importante el movimiento, por eso una buena práctica sería que saltaran durante un minuto con los ojos cerrados y las manos en el pecho para sentir su corazón y su respiración

Se puede aprovechar y explicarles cómo el movimiento les puede ayudar a cambiar su estado de ánimo por ejemplo cuando están tristes o enfadados.

Esta actividad ayuda a tomar consciencia de las sensaciones corporales que es muy útil para ayudarles a gestionar sus emociones.

3.- Paseos conscientes con el Mindfullness.

Cuando el buen tiempo acompaña, el Mindfullness se puede practicar al aire libre, y un ejercicio que adoran los niños es caminar con atención.

Podemos animarles a que busquen cosas que no hayan visto antes, para fijar su atención, las diferencias que hay en el paisaje con un día anterior.

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También puedes estár durante un minuto en silencio y fijar la atención en todos los sonidos que se pueden oír (ranas, pájaros, insectos, un coche, un avión, una motosierra, un cencerro…).

Otra de las actividades del Mindfullnes al aire libre, puede ser identificar olores, la naturaleza tiene muchas gamas diferentes.

Si son algo mayores puedes ir un paso más allá y que exploren cómo les hacen sentir esas imágenes, olores o sonidos.

4.- El Mindfullnes y la respiración de la abeja

Este ejercicio tomado del yoga está muy bien para calmarse y ayudar a los niños a centrarse en su respiración.

Consiste en taparse las orejas con los dedos índice, cerrar los ojos e imitar el sonido de las abejas… MMMMMMMMMMM.

Este ejercicio de control de la respiración invita a la interiorización y es un recurso fantástico para practicarlo juntos y calmar los ánimos. Nosotros lo hemos practicado alguna vez en el coche para manejar las impaciencias del «¿ya llegamos?» y en vez de la abeja hemos simulado con la «MMMMM» el ruido del motor.

5.- Compañero de respiración

La respiración en Mindfullness es fundamental, sin embargo un niño pequeño es probable que no nos entienda cuando le decimos que ponga su atención en la respiración.

Por eso es bueno que se busque un compañero de fatigas, un peluche o un muñeco para concentre mejor.

Pide al niño que se tumbe boca arriba con su peluche o juguete preferido encima de su barriga y propón que se fije en cómo sube y baja a la vez que él inspira y espira.

Para ayudarle a controlar su respiración le puedes decir que haga que el peluche se mueva más despacio respirando más lenta y profundamente, como si lo quisiese mecer.

De este modo el niño va tomando consciencia de su respiración y del control que puede ejercer sobre ella y dándose cuenta de cómo se siente en función de cómo es su respiración.

6.- Empezar a meditar como una rana una técnica de Mindfullness.

En el libro, «Tranquilos y Atentos como una rana» de Eline Snell hay una meditación muy apropiada niños.

Les pedimos a los niños que se queden quietos y atentos como una rana. Las ranas pueden dar grandes saltos pero también saben quedarse muy quietas observando lo que pasa a su alrededor y atentas para cazar una mosca. Su tripa se hincha cuando entra el aire y se deshincha cuando sale el aire. Ahora vamos a sentarnos y a respirar como la rana, sin dejarnos llevar por todos los planes interesantes que se nos pasan por la cabeza. Durante un rato vamos a estar quietos como una rana, notando como se mueve la barriga.

Con este ejercicio el niño aprende a ser paciente, a relajarse y a estar calmado. Esta práctica es una excelente iniciación a la meditación Mindfulness.

7.- Mindful Eating – Comer Consciente

El mindfullnes eating, es un mindfullness con comida y funciona muy bien con niños, les enseña a comer lentamente, para que estén atentos a los estímulos sensoriales, creando una relación placentera con la comida.

Os recomiendo que lo hagáis con fruta, ya que son aromáticas y con texturas muy variadas aunque lo podéis adaptar a una comida que le guste al niño.

Consiste en invitarles primero a observar el aspecto, la textura, los olores con la comida en la mano. Luego proponles meter el trozo de comida lentamente en la boca, con los ojos cerrados, sin morderlo y explorarlo con la lengua. Finalmente, poco a poco, ir masticándolo conectando con las sensaciones que se despiertan.

8.- Aceptar las emociones que surgen

Generalmente lo que se dice siempre a los niños es «no llores», «no grites», «no te enfades»,.. es decir todo lo opuesto a lo que están sintiendo en ese momento, por eso poco a poco empiezan a negar sus emociones y se desconectan de ellas

Los niños son muy emocionales, viven intensamente el momento, aunque también tienen la facilidad de pasar de una cosa a otra, rápidamente.

Los niños dominan la atención plena y esas emociones que sienten: miedo, alegría, frustración, ira… son muy reales e intensas.

La mejor respuesta ante ellas es enseñarles sus emociones y ponerles nombre, para que sepan distinguir entre tristeza y enfado. Así irán aceptando y reconociendo todas sus emociones, sin juicios y desde el presente.

Otro de las ejercicios puede ser que sepan ver utilidad (¿para qué?) y el origen de esas emociones. Puedes hacerles preguntas como ¿De dónde viene esa tristeza? ¿Cómo se siente tu cuerpo? ¿Para qué te sirve esa tristeza?. Esto les ayuda a reflexionar sobre lo que sienten y cómo lo sienten.

9.- Ser agradecido con el Mindfullness.

La gratitud es otra componente del mindfulness muy importante. Podemos ayudar a los niños a ser agradecidos y poner el foco en todo lo que tienen en vez de en lo que desean.

Elige un momento, después de comer, antes de irse a la cama, un día a la semana a cierta hora… el que mejor os encaje, crea un ritual bonito de agradecimiento para que los niños pongan atención en todo lo bueno que tenéis en el presente y repetidlo con la frecuencia que os habéis marcado.

10.- Crear una rutina para antes de dormir

Al irse a la cama suele ser un buen momento para practicar mindfulness. Cuando ya están tumbados, podemos hacer una relajación guiada para niños.

Puedes crear tu propia rutina integrando varias cosas como leer unos cuentos, compartir las experiencias del día y como nos sentimos, el ritual de agradecimiento que hemos visto en el punto anterior, la relajación mindfulness… tira de tu imaginación y descubre cual os viene mejor en esta etapa.

Como ves no es difícil y todo consiste en tener rutinas para hacerlo un momento muy agradable para compartir con ellos. Basta con 5 minutos al día para que el mindfullness les ayude a tomar consciencia de todo lo importe de sus emociones.

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